Sunday 31 August 2008

La triste desventura de ser zurdo (pero con final feliz)


From: Martín Llavallol
To:
mllavallol@gmail.com
Date: Sun 31-Aug-2008 23:34
Subject: La triste desventura de ser zurdo (pero con final feliz)


Ser zurdo puede ser un gran problema.
En un mundonde casi todo está pensado para diestros, las cosas no se nos hacen fáciles: ventanas, cuadernos, tijeras, sacacorchos, abrelatas, guitarras, cañas de pescar y palos de golf son sólo algunos ejemplos que puedo enumerar.
Los problemas empiezan temprano, en los primeros años de la etapa escolar, cuando uno decidía estrenar aquella lapicera Parker que recibía en todos los cumpleaños desde los 7 a los 13 años. Esas lapiceras, que eran muy pitucas en su diseño, venían cargadas con una tinta que tenía un pequeño defecto (o quizás la compañía Parker nunca consideró que eso fuera un inconveniente): tardaba en secar una fracción de segundo más que las tintas convencionales. Esto hacía que cuando terminabas de escribir el renglón del cuaderno, la mitad de la tinta fuera a parar al costado de la mano que arrastraste sobre el papel y la otra mitad quedara desparramada por toda la hoja. Y como consecuencia, todas las hojas terminaban opacadas por una suerte de “nube” azul que hacía que no ganaras aquellos puntitos por prolijidad que otorgaba la maestra y que sí recibían tus compañeritos diestros.
En la secundaria (o quizás antes), el problema típico que debe enfrentar un zurdo es el de encontrarse con un pupitre que tiene por mesa una tabla de fórmica y un apoyabrazos todo del lado derecho. No sé a quién se le ocurrieron esos bancos, porque son chicos, con pendiente y siempre se te terminaba cayendo todo al suelo. Y eso sin mencionar lo difícil que era para nosotros, los zurdos, escribir en ellos.
Por suerte uno podía olvidarse de eso haciendo alguna otra actividad, algún cable a tierra, como tocar la guitarra. Claro, a menos que fueras a clase y no te avisaran que los diagramas de los acordes que habían dibujado en el pizarrón eran para diestros, porque sino cuando terminabas de poner los deditos en los casilleros, el sonido que obtenías era horrible.
Dicen que los zurdos somos más inteligentes, pero generalmente nos confundimos la izquierda con la derecha (por esto de que "la derecha es la mano con la que escribís"). También dicen que vivimos menos y que tenemos más problemas cardíacos, pero así y todo, los zurdos nos sentimos orgullosos de ser zurdos y apoyamos nuestra causa.
Entre los zurdos famosos están Napoleón, Gandhi, Elizabeth II, Henry Ford, Benjamin Franklin, Leonardo Da Vinci, Martín Azcona, Miguel Ángel, Bach, Mozart, Beethoven, Nietzsche, Matt Groening, Diego Armando Maradona, el Rafa Nadal, Sir Paul McCartney, Jimi Hendrix, Noel Gallagher y Kurt Cobain.
Otros que son zurdos (aunque no en el sentido estricto de la palabra) son los Rage Against The Machine. Zurdos por el contenido anticapitalista, antiglobalización y antitodo de sus canciones, temática que acompañan con poderosos riffs y antológicos solos de guitarra.
Los Rage, junto con otros como Queens Of The Stone Age, Metallica, The Killers, Editors, Bloc Party y Manic Street Preachers tocaron el fin de semana pasado en el Reading Festival, un festival de rock que pone a Reading, la ciudad en la que actualmente resido, en el mapa de Inglaterra. Lamentablemente no pude ver ni a los Rage ni a ninguno porque las entradas salieron a la venta en Marzo y se agotaron a las pocas horas, incluso varios días antes de que anunciaran qué bandas iban a tocar.
El festival hace que por tres días la tranquila ciudad (que se podría comparar con un Tandil) se llene de gente: algo así como 50.000 personas se suman a la población permanente de 144.001. La mayoría de estos invasores son glamorosos adolescentes calzados con unas muy poco glamorosas “wellies”, que no son otra cosa que botas de goma. Eso es porque acá en verano suele llover (de hecho el verano es por una cuestión de calendario, no porque haga calor, sol o clima afable) y el lugar destinado al festival, con 50.000 monos encima, se llena de barro.
La procesión de gente desde la estación de tren hacia los campings empieza más o menos tres días antes del fin de semana. Nosotros nos entreteníamos en el trabajo viéndolos desfilar con todo el equipaje que traían, porque nuestra oficina queda de pasada, también sobre el río.
Por supuesto con toda esa gente la costanera del río (que también es el Támesis, pero mucho más angosto que cuando pasa por Londres) se vuelve un desastre, pero en general es un lugar muy agradable, y está bien para salir a caminar un poco e interactuar con los patos en la hora del almuerzo del trabajo.
Ahora que menciono el trabajo, la suerte quiso que mi primer día coincidiera con el primer día de vacaciones de mi jefe. Así que tuve tres semanas para ambientarme sin demasiada presión, ideal para no padecer los síntomas del síndrome post-vacacional.
La gente de la oficina es en general amigable, y, contrario a lo que yo creía, el ritmo de trabajo inglés tiene la cantidad necesaria y suficiente de me-levanto-a-charlar-con-otro-de-cualquier-cosa por día para hacer amena la jornada laboral.
La semana pasada tuve mi primera salida a ver un par de lugares al suroeste de Londres, donde tenemos los proyectos, así que sirvió para cambiar de aires. Lo mejor fue que empezamos el día con un Traditional English Breakfast. Un breve comentario al respecto: pan frito, huevos fritos, panceta frita, chorizo, beans con ketchup y té no es lo que yo elegiría como primera comida del día; pero si viene a las 10 de la mañana, después de haber desayunado a las 7 un bol de cereales y con el hambre en ascenso nuevamente, les aseguro que es una gozada. Es decir, a modo de “resayuno” (como diría mi peregrino amigo Pierre) es perfecto. Y mucho más si lo paga la empresa. Lo malo fue que los dos compañeros con los que fui, Tim y Dan, ya se habían devorado todo cuando yo apenas había terminado de desgrasar la panceta (es que uno tiene que cuidar la figura también). Ni tiempo a disfrutarlo como Dios manda. Pero bueno, debo reconocer que estábamos algo justos de tiempo.
Volviendo a Reading, otra cosa que aumentó últimamente su popularidad entre las ciudades de Inglaterra, fue que muchas empresas de informática y telecomunicaciones instalaran sus casas centrales acá, porque es una ciudad que tiene un poco de todo y por su cercanía con Londres (66km). Justamente, mis dos compañeros de casa trabajan en estas áreas: Tom, un inglés de Manchester (sí, como los Gallagher), y Rui, un sudafricano de Sudáfrica. Esta vez no tocaron los personajes singulares de Londres, como Leon o Emmanuel, del que creo que nunca les hablé. Por el contrario, éstos son tranquilos y por suerte mantienen la casa limpia, lo que es bastante apropiado para esta nueva etapa laboral. La única pena es que falta el componente femenino.
La casa está bien y tiene el tamaño adecuado para tres personas. Encontrarla no fue muy complicado y espero no decepcionarlos, pero esta vez no hubo incidentes con ningún bangladeshi.
Pero el hecho de que me sienta a gusto acá no se debe a que la ciudad sea linda, el trabajo pinte bien o la casa sea agradable. Nada de eso.
El otro día fui al banco a abrir una cuenta (porque no sé si sabían, como mi campaña "Juntos por un amiguito en el exterior" del año pasado fue un fracaso rotundo, tuve que venir, conseguirme un trabajo y abrir una cuenta para que me depositen el sueldo) y lo que supuestamente iba a ser un dolor de cabeza, se terminó convirtiendo en un momento de profunda admiración hacia estos tipos. Me atendió un inglés muy simpático que me hizo todas las preguntas de rigor hasta que llegó a una bastante particular:
– ¿Es usted zurdo o diestro?
– Zurdo – respondí yo con la frente bien alta pero sin entender qué relación guardaba eso con la apertura de mi cuenta bancaria. – ¿Por qué?
– Por la chequera.
¡Los tipos tienen chequeras para zurdos! Flipé. Casi se me cae una lágrima de la emoción. ¡Al fin alguien que piensa en nosotros! God save the Queen!
Por cierto, ustedes en Argentina pensaban que yo era un amarrete. Espero puedan comprender ahora que sólo se trataba de una imposibilidad que tenía para hacer los cheques.
Hecho ese descargo, ahora me despido hasta una próxima ocasión: tengo unos cheques que librar.
Saludos a todos desde Reading, Berkshire, UK


Llava
llava.blogspot.com



PD: La página sugerida debería ser la del que es ahora mi banco, pero nobleza obliga, es la de mi sponsor en Gran Bretaña:
www.pba.co.uk