Thursday 6 March 2008

La culpa de todo la tiene la pirámide nutricional


From: Martín Llavallol
To:
mllavallol@gmail.com
Date: Thu 06-Mar-2008 14:05
Subject: La culpa de todo la tiene la pirámide nutricional


¡Hola!
¿Cómo andan?
A pedido del público acá me siento a hacerles un breve resumen de los hechos sucedidos en los últimos dos meses. Hacía tiempo que no escribía, así que no esperen un mail para leer en dos minutos...
Voy a empezar por el principio, la llegada, que fue algo accidentada.
Hay en Londres una página de Internet donde publican casas/habitaciones para compartir, que ya venía hojeando desde Argentina. Ahí encontré una casa que me agradó, tanto por la descripción y la ubicación, como por las fotos, a las que nunca sabés si creerles o no, pero bueno, confié. Cuando llegué al aeropuerto, lo llamé al dueño, pero sólo para que me diga que no me podía mostrar la casa hasta el lunes, y esto era un viernes. El paso siguiente fue ir a un cyber y buscar otro lugar, ya que quería evitar caer en un hostel en esos días previos al Año Nuevo (porque hay más gente y los precios son más altos).
Encontré otra casa que aunque no tenía fotos, la descripción me gustaba, era barata y estaba bien ubicada, en el barrio céntrico de Euston.
Euston... Euston... Euston... ¿Por qué me suena tanto esa palabra de algún lado?
A las 6:30pm, con una muy poco inglesa hora y media de retraso de su parte, me encontré con mi contacto, Mosh, un bangladeshi. Habíamos quedado en la puerta de una estación del "tube" y como teníamos que cruzar la calle y llovía, preferimos hacerlo por el subsuelo. Cuando llegamos abajo de la escalera, el tipo relojea la estación y me dice: "vos cruzá primero que yo voy caminando atrás tuyo". Mmm... Bueno. Después de todo había policías y las infaltables cámaras de CCTV.
Cuando salimos por la otra puerta, me esperaba la segunda sorpresa: un auto con un amigo de él. Ahí me salió el peregrino de adentro y le digo: "Pero cómo, ¿no era acá a 200 metros? ¿No podemos ir caminando?". "No, es más seguro en auto. Quedate tranquilo, no pasa nada". ¡Caramba! ¡Qué complicados son los negocios inmobiliarios en esta ciudad!
No me pregunten por qué, pero así y todo me subí. Total que si algo malo pasaba, con una mochila de 60 litros en la espalda y una de 20 adelante iba a ser fácil saltar del auto en movimiento...
Efectivamente hicimos los 200 metros y nos bajamos en la casa. El barrio no estaba mal, y la casa tampoco. Me mostraron el cuarto, la cocina y el baño, que no eran gran cosa, pero una semana me lo bancaba; y en ese tiempo buscaría otro lugar, porque ya eran como las 7 de la tarde, había oscurecido hacía tres horas y llovía. Le pagué por una semana y antes de dejarme me dicen: "Tratá de no hablar con la gente de esta calle, no son malos, pero mejor si no les hablás..."
Y entonces ahí estaba yo, Vuestro Humilde Narrador, en esa pocilga en una cortada de un barrio de Londres, en medio de una guerra de pandillas de Bangladesh. ¡Ah! Este era el desarraigo del que hablaba mi madre... Pero ya saben como dice la canción de Catupecu: "Mamá me dijo que no viniera, pero yo vengo igual!"
Euston... Euston... Euston... Y tirado en la cama mirando al techo encontré de donde me sonaba el "Euston". Era de "Euston, tenemos un problema...". Y ciertamente lo tenía.
Me levanté y le golpeé la puerta a Mosh, y en un inglés que deteriorara lo menos posible las Relaciones Internacionales le dije: "Che, Mosh, te jode si te pido que me des la guita de vuelta, porque esto no era en realidad lo que estaba buscando...". Ahí comprobé que el Mosh no estaba hecho de mala madera, porque me entendió y me devolvió lo que le había dado.
Al final terminé en una residencia de estudiantes por tres días y el lunes caí en la casa que tenía junada desde antes.
Ahí las cosas cambiaron completamente. Si bien el barrio, Elephant & Castle, al sur del Támesis, no es de lo más paquete que te puedas encontrar en Londres (es más bien un barrio de negros y latinos y varios monoblocks), la casa está súper bien, en una callecita muy tranquila. Es una casa vieja, pero arreglada y pintada hace un año. Y hasta tenemos un patiecito o "backyard".
Vivimos 10/12 personas, distribuidas en los tres pisos. Es una suerte de Gran Hermano, el Big Brother Elephant & Castle. El cuarto lo comparto con dos chicos más, un francés, Julien, y un inglés, Craig, que son muy macanudos. Entre los demás de la casa hay algunos con los que nos llevamos muy bien y otros que no aportan mucho, pero que no son mala onda.
Me gusta de la casa que hemos llegado a un nivel en que nos preocupamos los unos por los otros. Un mediodía encontrábame yo almorzando un menjunje de pollo y arroz, cuando Craig me dice: "Tenés que comer más vegetales", a lo que respondí abriendo la heladera y mostrándole el stock de frutas que tenía en mi estante en ese momento. "No, pero vegetales verdes". Y en eso Julien, que también estaba en la cocina, agrega: "Yes, like us, that we smoke weed..."
Esto me llevó a reflexionar sobre la "masivización" del consumo de marihuana en los últimos años. Y llegué a una conclusión: la culpa de todo la tiene la tonta pirámide nutricional. Esto es porque la pirámide –adorada por doctores, nutricionistas y madres– expresa muy bien el "qué" y el "cuánto", pero es muda en el "cómo" deben ingresar al organismo. Y esto hace que muchas personas no sepan si tienen que comerlos o fumarlos...
Algunos hábitos de Julien son a veces levemente más nocivos. Hace dos semanas tuve la agradable visita de mi primo Agustín, que me trajo de regalo una caja de Havannas (gracias Agus! Tan bienvenidos como los consejos!). Decidí compartir algunos con mis "house-mates" y la reacción de Julien fue de lo más inesperada. Al abrirlo creo que se encandiló con la blancura del baño de merengue (le tocó uno de dulce de leche). Luego de analizarlo con vista, olfato, tacto y gusto me dice: "¡Ah! ¡Es para comer!". ¡Claro que es para comer! ¿En que momento pensaste que no lo era? ¡Si Scotland Yard me agarra con todo eso no veo la luz del sol nunca más en mi vida! Y además, si eventualmente decidiera dedicarme a la compraventa de eso, nunca te regalaría tanta cantidad...
Otros personajes de por acá son Sonia, Samira (francesas) y Esther (alemana), que son muy divertidas y con quienes me llevo muy bien. En realidad ahora sólo queda Sonia, porque Esther estaba viviendo de ilegal a escondidas del "landlord" (el dueño) y la descubrieron, así que se tuvo que ir y Samira decidió irse con ella. Una lástima. Veremos quién las reemplaza...
En el otro extremo de la comunicación, en el de la no-comunicación, está Leon, otro inglés. El tipo alquila una habitación para él solo y cuando está en la casa está todo el tiempo ahí encerrado. Es bastante tímido y creo que le es un problema cruzarse con alguna otra persona. Desafortunadamente para él, la PC está justo frente a su puerta, y como yo paso varias horas acá, inevitablemente me tiene que saludar todos los días. Una cosa que todavía hoy, después de dos meses, me sigue haciendo mucha gracia es la "metodicidad" en la respuesta al "Hi Leon, how are you?". Arriba del 90% de las veces la respuesta es "yeah good thanks yeah". Esas palabras y en ese exacto orden. Nunca un "good thanks yeah yeah" o un "thanks yeah good yeah", o cualquiera de las otras posibles combinaciones. Siempre "yeah good thanks yeah". Por supuesto ya se convirtió en el saludo de todos los demás en la casa y no va a faltar el día en que se nos escape delante de él...
El 6 Searles Road (esa es nuestra dirección) es también lugar de algunos fenómenos casi paranormales. Uno de ellos es la "Paradoja del Detergente". Paso a explicar: hay períodos de varios días en que nadie parece querer lavar sus platos, cubiertos y cacerolas, y las cosas se amontonan al costado de la pileta de la cocina; sin embargo, el nivel del detergente en la botella continúa disminuyendo a velocidades vertiginosas... Yo sabía que algunas cosas de uso doméstico, como el Poxi-Ran, pegan, quiero decir "pegan", pero no pensaba que el detergente estuviera entre ellas. ¿Será Julien?
Bueno, no. Esperen. Voy a dedicar este párrafo a defender al pobre Julien de mí mismo. El pibe tendrá algún que otro vicio, pero es buena persona. No piensen que anda por la vida como Mark Renton, el protagonista de Trainspotting.
Con respecto a trabajo no tengo mucho que contarles todavía. Si no sale, esto habrá sido una buena experiencia para practicar un poco el inglés y el francés.
Hubo algunos momentos que el tema laboral me tenía algo bajoneado, pero bueno, hablar con uno o con otro siempre ayudaba para seguir. También gracias a esto de la banda ancha (quien iba a decir que era mejor que el teléfono!) redescubrí un programa de humor del Canal Vasco (no en la tele sino en Internet), "Vaya Semanita", y por la noche me pasaba bajando videos de sketches para reírme un poco. Altamente recomendable, sobretodo los "Euskolegas". Pueden bajárselos en YouTube o en www.eitb.com/vayasemanita
Bueno, y con eso voy a ir cerrando. Ahora cuenten de ustedes por allá.
Les mando saludos a todos!!!
Agur!


Martin
llava.blogspot.com




Y recuerden: como dijo Pipo, todo lo que termina en "ina" es adictivo, excepto "madrina".