Tuesday 5 June 2007

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From: Martín Llavallol
To:
mllavallol@gmail.com
Date: Tue 05-Jun-2007 02:55
Subject: ...


Bien. ¿En dónde estábamos? Ah, sí, Londres.
Creo que caminé más en Londres que en todo el Camino a Santiago, porque lamentablemente el transporte público figuraba en la larga lista de cosas demasiado onerosas. ¿Acaso algo no estaba en esa lista en Londres? Sí, los museos, que de hecho son gratuitos. Y uno en particular -el de Ciencias- se convirtió en una suerte de tercer hogar para mí (justo después de las disquerías, claro).
Ahí había varios juegos interactivos y "educativos" con los que pasé muchos minutos. Uno me llamó mucho la atención, y como está en la web, decidí que fuera el link de la semana: http://www.sciencemuseum.org.uk/exhibitions/energy/site/EIZgames.asp . Es el de los "Energy Ninjas". Es de lo más bizarro. Tienen que verlo. Los seguidores de "South Park" lo van a amar. Nunca pensé que encontraría algo así en un museo.
Otra cosa que me fascinó de Londres fueron las ratas. Sí, porque en Londres hay ratas, pero no son ratas cualquiera. Imagínense ratas con onda y mucho glamour, ¿qué se obtiene? Ardillas. Esos animalitos son la hostia. Darles de comer en el Hyde Park fue un gran pasatiempo.
También en Hyde Park encontré en una esquina el Speaker's Corner, un lugar fantástico para pasar los domingos por la tarde: un tipo se para en una escalerita y expone una idea y otros tantos tratan vehementemente de convencerle que eso que dice es absurdo. Personas que les gusta discutir al pedo -como David o Dani López (90%)- pasarían en este lugar horas y horas de sano entretenimiento. Entre los oradores se pueden encontrar desde profetas de nuevas religiones hasta seres vestidos de "superhéroes". En un principio pensaba yo que era una pena que no tuviéramos de estos lugares en Argentina, pero después me di cuenta que sí los tenemos, y hasta tienen paredes y techo, y se llaman "Manicomios".
El segundo domingo, justo cuando la cosa se estaba poniendo un poco aburrida, ya que todos los temas parecían estar relacionados con el islamismo, el cristianismo o el judaísmo, apareció un tal Danny Shine. Su presentación comenzaba relatando la vez que había sido arrestado por cantar en un Tesco (un supermercado) con una máscara ¡que había comprado en Tesco! Resultó ser uno de los mejores talk shows que presencié en mi vida. 5 llavas!
Pues sí, flipé con Londres. Me hubiera gustado quedarme más, pero de hacerlo, mi cuenta bancaria iba a empezar a arder, a pesar de la austera vida que llevaba. Y me gustó incluso sin haber llegado a conocer una tienda para zurdos que hay, de la cual me enteré justo en el avión que me llevaba a mi siguiente destino: Barcelona.
En Barna me recibieron en su casa mi prima Sara y su novio Yago, y fue volver a una habitación sin desconocidos, a la ropa con olor a suavizante, ¡a las buenas comidas!, al calorcito ibérico, a andar en bici, a las esquinas con ochavas, a "El Corte Inglés", a las chicas en top-less y las playas nudistas, al "¡Hostia!", a los bares de pinchos y tapas, a chocarse con guiris en las callecitas del Gótico, a meterse en las aguas azules del Mediterráneo en Tossa de Mar, a los teléfonos públicos que dicen "Telefónica", a conocer el Jardín de la Alegría, a los petisu de Dulcesol, al "¡Joder!", a oír Dover en Los Cuarenta Principales, a aprender palabras en catalán, a ir de visita a casa de amigos y tirar torpemente comida al piso (total, se lo comía el hamster, no?), al Cola-Cao, a comer entrepans, a ver qué bien lo hizo Gaudí para atraer a miles y miles de turistas a una iglesia que ni siquiera está terminada, a escuchar Café Tacuba (aunque no más de una vez...), a tener al rey Juan Carlos y a Cervantes en las caras de las monedas, al burro catalá, al "¡Qué dices!", a hacer cursos para que salga agua caliente en los distintos grifos de la casa, al jugo de piña, y a ver a la sensual Elsa Pataky en los carteles de helados Nestlé. [Gracias!!!]
El jueves volví a Madrid, porque el final es en donde partí. Todo parecía seguir más o menos en el mismo lugar que la vez anterior: el Oso y el Madroño, el cartel de Tío Pepe en Puerta del Sol, las tortugas del jardín selvático de la Estación Atocha, las putas de la Calle Montera, la hija del fletero, etc., etc., etc.
Aproveché para ir al Ministerio de Fomento (el de Joge, cuak!) y averiguar en qué estaba lo de Air Madrid, pero empiezo a creer que Air Madrid era como Buzz Lightyear: no volaba, caía con estilo...
El sábado tenía boleto de regreso a Argentina, pero fui al aeropuerto y pregunté si el avión estaba sobrevendido, y como lo estaba, ofrecí de quedarme un día más; aceptaron y me indemnizaron. Tenía pensado hacer eso varios días más, para conocer algunas cosas que me quedan en los alrededores de Madrid y visitar algunos amigos. Pero el domingo a la mañana algo no salió bien y las siguientes horas me encontraron en un avión que me trajo otra vez a casa. ¿A casa? No. Simplemente a la Ciudad de la Furia...